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viernes, 28 de agosto de 2015

EL PICAZO FUE TESTIGO



Tenia la luna blanca la cara
la noche clara para tranquear
sobre mi espalda, de compañero
tenia el lucero pa´conversar.

Yo iba en busca de una estrella
 que era tan bella como una flor
y por la huella iba el Picazo
 de sobrepaso que tranqueador.

Eran sus ojos toditos el monte
y el horizonte todo a sus pies
y era su cara como una rosa
 de tan hermosa boca de miel.

Todo su cuerpo su voz su alma
me daban calma cariño fiel
y fue ese día que mi Picazo
 vio nuestro abrazo y el beso aquel.

Tenia un perfume como ese aroma
que yo en las lomas sabia encontrar
y sus caricias eran la brisa
 que uno precisa para respirar.

Era el Picazo solo el testigo
 por buen amigo y tranqueador
 si el me llevaba a ese encuentro
que llevo adentro echo dulzor.
Eran sus pechos todo un verano
pero sus manos querían saber
 como esa noche la flor mas bella
 que era mi estrella se hacia mujer.

Era de linda que a su figura
la vi tan pura y aquella vez
 era la luna que estaba muda
y ella desnudad de timidez.

Era el rocio toda frescura
y la a dulzura de una mujer
 y mi Picazo que relinchaba
pero indicaba hay que volver.

Son sus mejillas con su mirada
 que esta guardada en mi corazon
 y junto a ella de sobre paso
 va mi Picazo echo canción.
....
Marcelo Marin

lunes, 24 de agosto de 2015

PROBANDO LAS SOGAS




Con el motivo sencillo
de cumplir una gauchada
eche al corral la potrada
y embozale un doradillo
marca de Urbano Estabillo
criador de puros,de trotes
quien me encargo de rebote
que cuando algún lugar hiciera
le agarre ese potro que era
medio durón del cogote.

El bagual de encuentro anchos
alto y estampa morruda
podía decirse sin duda
que era grande como un rancho
entro a gritar como chancho
ni bien le aplique rigor
cuando ayudado por Fanor
el mayor de mis muchachos
lo acollare al de quebracho
con un nudo potreador.

Al verse atado con asombro
se entro a sentar de manera
que parecía que quisiera
echarse el palenque al hombro
yo cerca y sin mucho escombro
por mis guascas campechanas
le iba gritando con ganas
aunque midiendo sus kilos
podes sentarte tranquilo
que no estas atado con lana.

A las dos o tres jornadas
de tirar a lo pavote
le vi aflojar el cogote
y mezquinar las colgadas
mis sogas por bien sobadas
ni lo habían lonjeado si quiera
entonces a ala manera
del que conoce el trabajo
lo entre a zamarrear de abajo
dos lados de la hociquera.

Decirles esta demás
que aquel cogote de fierro
al mes era como el perro
para cabrestear medio atrás
era tan dócil y audaz
que en mas de una ocasión
se me vino el mancarrón
tan encima de las patas
que me saco la alpargata
machucandome un garrón.

Hoy ya listo pa´entregarlo
y ver coronado mi empeño
espero que venga el dueño
un día de estos a buscarlo
mientras me place mirarlo
cuando en el palo se asoga
mi estirpe criolla se arroga
deseando que alguien me mande
cada tanto un potro grande
pa´poder probar las sogas...!!!


Letra de Carlos Loray

miércoles, 12 de agosto de 2015

DONDE NO PASÓ LA CIENCIA



Nazareno Icardi


Se presentó Santa Rosa, 

temporal de la leyenda, 
y llevaba una semana
apaciguando una seca.

Se habían cortao los caminos, 
aislando gente y hacienda; 
la estancia se despertó 
en un rumor de tragedia:

la mimosa del patrón
había amanecido enferma.
Era una rubia preciosa, 
un ángel sobre la tierra;
y a juzgar por el estao
no alumbraba cosa buena.

El patrón por el teléfono, 
le habló al doctor que saliera, 
que él iba a salir también 
para adelantar su enferma.

Pero al llegar al arroyo, 
pa'cruzarlo...¿de'ande, yerba?
Si estaba fuera 'e los causes
más de dos cuadras y media.
Allí terminó el camino, 
allí siguió la tristeza. 

La madre abrazada a su hija
miraba el agua revuelta 
y el doctor en la otra orilla
dando recetas por señas.

Iluminó la tormenta
y recortó en la llanura, 
un relámpago de acero
a un gaucho de tez morena.

Que venía en un tordillo
galopeando a media rienda,
paró, sofrenó el caballo; 
de un salto echó pie a tierra...
Su saludo fue diciendo
aquí estoy pa lo que quiera.

La madre le quiso hablar
pero la ahugó la tristeza,
y el padre tartamudeando
le decía a media lengua: 
-"¿Sabe Señor, lo que pasa,? 
¡que está muy grave mi nena!...

"¡Mire el doctor dónde está!, 
pero hasta allá, ¿cómo llega?!"
Entonces dice el moreno: 
"¡No está muerto quien pelea!".

Desensilló su caballo, 
le sacó recao y rienda; 
se acomodó el chiripá,
descalzó las nazarenas...

De un salto volvió a montar 
y gritó con voz serena: 
-"¡Lo único que le pido,
que me la den desenvuelta"...

"Ya ven que el diablo anda suelto,
pero que Dios me proteja!
¡Via llegar con mi caballo 
donde no pasó la ciencia!".

Se volvió corriente arriba
pa después tirarse en ella, 
él sabía que su tordillo
iba a cumplir su promesa.
Porque un sabino jamás, 
desmereció la leyenda.

Cuando llegaron al medio, 
remolinos de tragedia, 
querían sacar del brazo
aquella flor de inocencia.

Que apretada sobre un hombro
y acostada en la derecha, 
parecía un escapulario 
sobre un albardón de tierra.

Cuando llegó en la otra orilla
y se afirmó en la ribera, 
vió que la mano de Dios
le había encendido una estrella.

Allí se la dio al "dotor", 
palmeó el pingo en la paleta, 
y le dijo: "Bueno, hermano, 
está al medio tu promesa".

"Ahora descanse un ratito, 
le viá exigir otra fuerza", 
a las dos horas y medias
estaba el negro de vuelta.

Con la chiquita en los brazos
y cumplida su promesa, 
por lo que dice el papá
-"Se ha ganado esta carrera...
y usted, ¿cuánto va a cobrar?"
-"¿Yo?, ni las gracias siquiera,
Cuando hago de estas gauchadas
¡nunca fijo recompensa!"

"Pero sí viá reprocharle,
para aliviar mi conciencia,
de que hace unos cuántos años
dicen que por muy chambón, 
Usted me echó de una yerra".

"Le via a hablar por mi caballo
él fue quien cruzó a su nena, 
y aunque es un pobre animal
quiero que tuitos lo sepan".

"Que aquí naides es más que naides
frente a la naturaleza, 
y a mí que por ser moreno
la sociedad me desprecia, 
que por pobre y por humilde, 
no pude ir a la escuela..." 

"Y a usted, Señora, le pido, 
cuando haga dormir su nena,
en esas noche de lluvia 
en que el sueño matrerea, 
le enriede un cuento como éste
que tiene olor a pobreza".

"De que éste moreno viejo, 
que no conoce una letra, 
que por pobre y por humilde, 
no pudo ir a la escuela
cruzó, donde hace un momento,
no pudo cruzar la ciencia".

domingo, 9 de agosto de 2015

DOMADOR ENVEJECIDO





Sobre un "bayo" de penacho
lindo de ancas y de lomo
"Es el último que domo
-me decía el paisano Cacho-,
empecé desde muchacho
con bocas para ablandar.
Mi oficio ha sido domar
y mi saber se acrecienta,
pero ayer cumplí cincuenta,
es hora de abandonar.

Treinta y seis años andando
arriba de los baguales
no son dolores casuales
los que me están molestando.
Por forzarme tironeando
suelo dormirme sufriendo.
El tiempo pasó corriendo
y como es ruda mi ciencia
lo que gané en experiencia
en fuerzas lo fui perdiendo".

Tenía razón el paisano
conocedor de la pampa.
Lo reflejaba su estampa
de domador veterano.
Más de uno confió en su mano
pa' que le amanse un bagual
en su trabajo rural
aunque pasó algún apuro,
ni por malo, ni por duro
¡jamás! largó un animal.

También decía al conversar
de las cosas de la vida:
"La vejez es una herida
que nadie puede curar...
la doma voy a dejar
¡si cuesta creerlo, canejo!,
ayer, un pingo azulejo
entró a tirar sacudones
y al apretar los garrones
me convencí que estoy viejo".

Versos de Juan José Somohano

miércoles, 5 de agosto de 2015

EL LOCO DEL RECAO




En Vallimanca ocurrió, no se si es cuento o leyenda
De una singular contienda que un paisano me conto
Se dice que allí habito un jinete renombrado
En la estancia respetado, y cuando el tiempo paso
El pago lo conoció como"El loco del recado".

El encargado chacoteaba, cuando un potro le traía
Casi siempre le decía que ese era el que lo bajaba
Y el mozo le contestaba, con seguridad y prestancia
Y con algo de arrogancia: "si me baja alguna vez...
Recao al hombro y de a pie me marchare de la estancia".

Al verlo al paisano aquel, sobre el chúcaro sentado
Parecía que el recado había nacido con el
El era el peoncito fiel, con tanta fama ganada
La que se vería manchada cuando un día en el potrero
Vio a un padrillo forastero mezclao entre la manada.

Era un oscuro tapado, noche cerrada sin luna
No conocía soga alguna y de colmillos cruzados
Bonito muy bien formado, se lo solía ver pasar
De tardecita rondar, por el casco de la estancia
Desafiante a la distancia por si lo querían probar.

Hasta que un día un puestero, haciéndose el distraído
Le hecho al cogote un torcido en un zainito ligero
Junto con sus compañeros al palenque lo arrimaron
Despacio lo embozalaron, mañao se quedo quietito
Lo invitaron al mocito y las cacharpas le echaron.

Era casi un monumento, ver al oscuro ensillao
Y sobre el lomo sentao, al mozo enriendando atento
El encargado contento repetía una y otra vez
"...Creo que el padrillo es, el que al fin lo ah de bajar
A ver si se va a marchar como prometió de a pie..."

Dicen que se lo soltaron y en aquella tardecita
Fue la postal más bonita que en mucho tiempo observaron
Como dos tigres pelearon, uno por ser liberado
Otro el dueño del recado, pero en un quite limpito
Me lo dejo al mensualito sobre la arena sentado.

El padrillo disparó, se lo observó a la distancia
Que muy lejos de la estancia todas las pilchas perdió
Y nunca más se lo vio, lo que causo gran asombro
Y al peoncito que les nombro y que cuentan que esa vez
Se fue marchando de a pie llevando el recao al hombro

Y después de aquella vez, por siempre se lo veía
Haciendo changas por día, y marchándose de a pie
Mas tarde, ya en su vejez, dicen que habría comentado
"Recuerdo un triste pasado, de aquel momento tan duro
Culpa de un soberbio oscuro, soy "El loco del recado"