Allá en la Santa María hay yerra de yeguarizos
de criollos, pesados, mestizos, las tres manadas que habían,
y en los corrales tendrían como 300 tal vez,
y allí el criollaje se vé, desarrollando el trenzao
para pialar de volcao, o de payanca o de revés.
En la Estancia, los puesteros, son los que hacen la punta
formando una manga en yunta, eligen sus compañeros
me acuerdo que él fogonero, era un mozito callao
humildón bien educao, que por voluntad llegó,
y el capataz lo mandó pa´no verlo desocupao.
Lazos torcidos trenzaos, "de argolla grande o ligera
y al abrirse la tranquera, salió punteando un Tostao
un viejito de volcao, le puso hasta la barbilla
hecho el cuerpo en la gramilla solo por un por si acaso,
y lo pialó con todo el lazo, quedando con la presilla.
¡Pucha que viejo campero! se escuchó despues de un grito
y era la voz del mocito que estaba de fogonero,
en eso un Picaso Overo hayó abierta la tranquera
como diciendo "Qusiera si hay algún vaquiano"
y le juntaron las manos del revés y hasta la pera.
Y como entre gente criolla esta el que recien empieza
y se parte la cabeza pegandose con la argolla
la faena se desarrolla felicitando al mejor
y tragando un sin sabor dice uno de mala entraña
"Por una botella de caña voy a probar mi valor"
Le apartaron un pesao, con picardía tal vez
"Con ese demostrare que soy de cuadril templao"
le dieron un ramaliao con una mala intención
que se corte en el tirón si por las manos choca
y lo castigue en la boca para que no sea fanfarrón.
ENtonces el lazo agarró y haciendo grande la armada
algo mas de un brazada de yapa le agregó
varios rollos le sumó y le dijo a la reunión
"Tumbar a ese mancarrón para mi no es gran hazaña
si es poco un porron de caña, pueden sumarle un cajón"
Yo le copo la parada" le contestó el capataz
pero no lo aguanto más a usted y su compadrada
la cancha está despejada pa que pueda demostrar
y si no llega a pialar sepa que en esta ocasión
usted pagara el porrón y yo se lo haré tomar.
Abra le dijo al portero, y lo espero revoleando
y el pesao salio buscando la libertad del potrero
allá lejos muy certero, hasta el encuentro le entró
y el achusmao se agrandó pensando llevarla en fija,
y en cuanto le echó verija el pesao ni lo sintió.
Quedó de manos cerradas , por la brutal quemadura
cabiz bajo la figura al oir las carcajadas
mientras de cola parada y mirándose los costados
pegó un bufido el pesao victorioso en la ocasión
y el lazo cual culebrón quedó en le campo tirao.
