En ésta milonga mía le canto al pelaje criollo, tirando con todo el rollo y encontrando la poesía. Y por gusto ¡quién diría! que es una gran ocasión, nombrando en esta ocasión sencillito, no hay embrollo; cantando al caballo criollo me galopea el corazón. De diferentes pelajes: gateaos, bayos, lobunos, esos sí son oportunos tan buenos pa un largo viaje. A la memoria les traje, un zaino, un pampa, un bragao, un alazán, un tostao y en los caminos integro: un picazo y un tordillo negro, calzao de tres al candao. Y por ganas de nombrar, lindo pelo el pangaré, igual aquél yaguané que nunca voy a olvidar. Una hazaña singular que recorrió muchas canchas, tranqueando las patrias anchas tal vez con muy poco apoyo, aplaudo al caballo criollo: al querido "Gato y Mancha". Por eso tiene valía seguir nombrando los pelos, overo negro, el cielo, parece lo pintaría. Doradillo, quién diría, parejo pa galopear, un blanco particular en mi décima atesoro y nunca me olvido el moro que un premio pudo sacar. Y también un lunarejo junto a otro que es canario, pa'l trabajo es necesario un rosillo, un azulejo. Un cebruno muy parejo, cambié por un encerao, un raya'e mula, un pintao, y también con un barcino, un rabicano genuino, parejo con un manchao. Con el ruano y el malacara, también el zaino tostao, y hasta el oscuro tapao que pa correr lo repara. Nervioso como una vara cuando sale a galopear, muchas leguas puede andar, no se queda sin aliento y ligero como el viento nadie le puede ganar. Pingo bueno, aquél sabino con el overo rosao, igual al moro bragao pa recorrer mil caminos. Y en esta milonga opino sin buscar ningún escollo, en la guitarra me apoyo en mi canto represento: y espero que un monumento le den al caballo criollo.
viernes, 30 de agosto de 2019
"Al Caballito Criollo"
En ésta milonga mía le canto al pelaje criollo, tirando con todo el rollo y encontrando la poesía. Y por gusto ¡quién diría! que es una gran ocasión, nombrando en esta ocasión sencillito, no hay embrollo; cantando al caballo criollo me galopea el corazón. De diferentes pelajes: gateaos, bayos, lobunos, esos sí son oportunos tan buenos pa un largo viaje. A la memoria les traje, un zaino, un pampa, un bragao, un alazán, un tostao y en los caminos integro: un picazo y un tordillo negro, calzao de tres al candao. Y por ganas de nombrar, lindo pelo el pangaré, igual aquél yaguané que nunca voy a olvidar. Una hazaña singular que recorrió muchas canchas, tranqueando las patrias anchas tal vez con muy poco apoyo, aplaudo al caballo criollo: al querido "Gato y Mancha". Por eso tiene valía seguir nombrando los pelos, overo negro, el cielo, parece lo pintaría. Doradillo, quién diría, parejo pa galopear, un blanco particular en mi décima atesoro y nunca me olvido el moro que un premio pudo sacar. Y también un lunarejo junto a otro que es canario, pa'l trabajo es necesario un rosillo, un azulejo. Un cebruno muy parejo, cambié por un encerao, un raya'e mula, un pintao, y también con un barcino, un rabicano genuino, parejo con un manchao. Con el ruano y el malacara, también el zaino tostao, y hasta el oscuro tapao que pa correr lo repara. Nervioso como una vara cuando sale a galopear, muchas leguas puede andar, no se queda sin aliento y ligero como el viento nadie le puede ganar. Pingo bueno, aquél sabino con el overo rosao, igual al moro bragao pa recorrer mil caminos. Y en esta milonga opino sin buscar ningún escollo, en la guitarra me apoyo en mi canto represento: y espero que un monumento le den al caballo criollo.
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