vivía espiando una duda,
huella de una burla muda
que mucho tiempo rastrié;
duda que yo la campié
hasta que la descubrí:
y cuando la conocí
quería desconocerla,
negarla a gritos no verla
volverla a sacar de mí.
Tenía duda de Almada
sin ver ni hallar otra prueba,
Más que una sonrisa de Eva
y una profunda mirada;
no les oí decir nada
pero el silencio habló igual:
él de mirada sensual
y ella, indecisa y sonriente,
plegaba distraídamente
los bordes del delantal.
Después de esa escena muda
que vive entre Almada y Eva,
nunca descubrí otra prueba
que superara a mi duda;
siempre la sospecha cruda
atormentaba a mi ser:
y tentado por saber
un día le hice una trama,
y le descubrí a mi dama
la falsedad del querer.
Una vez maté un potrillo
y algo se cruzó en mi mente,
teñí en la sangre caliente
hasta la "S" mi cuchillo;
salté sobre el doradillo
y al galope me largué:
a la querencia llegué
con el cuchillo en la mano,
como ensayao de antemano
secretamente le hablé.
-"Tomá, limpialo porque
recién allí en la bajada,
pelié con mi amigo Almada
y como hombre lo maté;
panza arriba lo dejé
por indecente y safao:
porque me dijo el malvao
que conmigo eras infiel,
que tu cariño era de él
y por tu amor lo he peliao".
Tomó el cuchillo azorada
y sobre la parte roja,
cubrió de besos la hoja
diciendo desesperada;
-"Esta es la sangre de Almada
y Almada es mi único amor":
yo tragando el amargor
y ella clamando el amante,
compartimos del instante
los dos del mismo dolor.
Le dije, "encontré quebrao
el potrillo de la overa,
y para que no sufriera
con éste lo he despenao.
Por él, viví sin cuidao
que si hay una herida aquí:
es la que me has hecho a mí
al saber que sos de Almada
porque no hay peor puñalada
que la de perderte a ti.
Duda que vive escondida
mejor es no esclarecerla,
muchas veces por saberla
se llora toda la vida;
siempre una duda sabida
nos abre una cicatriz:
una verdad en un tris
obscureció mi pasao,
pues mientras vivì engañao
yo era el hombre más feliz.
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