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lunes, 27 de julio de 2020

Los brazos de un angelito

"Silencio voy a pedir, para contar una historia que quedará en la memoria, de aquel que la sepa oir nosé si voy a resistir, sin lagrimear a este cuento nació de un argumento verídico que ha pasao y si se quedan callao, se las diré en un momento. Tengo miedo al soltar el verso que aqui desapcho le afloje el alma alguna macho y se largue a lloriquear, yo también suelo llorar cuando a veces lo repito siempre o digo a los gritos para que aprendan los otros entre domadas de potros no deben andar muchachitos. Yo tuve un hijo que dí o mejor que a hay en mi ser y tuve un gran padecer el día que lo perdí, fue una tarde que me jui a recorrerlo al bañao a mi hijo lleve a mi lao en un Tobiano petiso; volví arriando unos mestizos que tenia de bocao. Al dentrarlo pal corral fui cerrando la tranquera, y a una Picasa Estrellera le fui prendiendo el bozal, luego fui a desensillar ya que la noche se venia, y el sol casi con agoña despacio se iba acultando yo me estaba preguntando si saldria al otro día. Al otro día al aclarar, si era cosa de no creer amanecio pa lover, y empezaba a lloviznar a mi hijo fui a despertar y aun estaba dormido como era consentido y yo no ando con gambeta ya le arrime unas galletas y un jarro de Mate cocido. Había parao de llover y el solcito se asomaba y estirando un lazo estaba que pa´ mi hijo habia echo hacer si hasta hoy no lo puedo creer, los dos fuimos pal corral cuando empeze a revolear se lo volque un Ruano malo y ya lo arrime pal palo, pa poderlo embozalar. Por no atar al lazo fijo, al muchacho lo llame y dos vueltas le pegué por el palenque proljo le dije afirmese hijo que yo embozalo al maldito cuando sentí un fuerte grito que casi lo siento paisano pegó la sentada el Ruano y le cortó los brazitos. Lo llevé corriendo al rancho y la madre acongojada se me cayó desmayada, al ver que sangraba tanto, mi hijo casi a los llantos me dijo casí a los gritos al mirarse pobrecito la sangre que le emanaba; No puedo ayudarte en nada, ya no tengo mis brazitos. Cuando en el campo uno vive, no hay hospital que este abierto porque es igual que el desierto allí nada se consigue me quede al lado del pibe unas tres horas pasada la Madre a la disparada sin creer lo que pasó; cuando a mi hijo le agarró una fiebre que volaba. A treinta leguas estaba, el pueblito el Ruiseñor allí se hallaba el Doctor que todo solucionaba, una esperanza quedaba y sin pensar me largué treinta leguas galopié y al encontrar el Doctor. le he comentao el horror que esa mañana pasé. Converse con el Doctor le conté lo que ocurría, me dijo pronto enseguida le aliviaré ese dolor, "Pero apurese Doctor que estoy desesperado" mucha fiebre a levantao debe ser por el desgarro y allí en el medio del barro sus dos brazitos han quedao. Salimos mas que liguero y al divisar mi tranquera mi mujer estaba afuera sentaba abajo del alero, Sus ojos como un lucero de lagrimas empapados con un tono acongojao me dijo entre voz cortada "Ya no pueden hacer nada nuestro hijo se ha marchao". Solo tenia diez años y por delante una vida por el dolor de su herida hoy a mis ojos empaño si vieran cuanto lo extraño, cuando salgo pal bañao siempre llevo a mi costao a su tobiano petiso pa creerme que mi hijo va conmigo aqui a mi lado.










domingo, 29 de diciembre de 2019

"Milonga al Sortijero"


Hay tantos versos camperos que muy bien han recitado pero ninguno he escuchado ninguno pal Sortijero, su trailer su parejero, jamás desatendido, argollero decidido asi es como lo detallo, cuida tanto a su caballo como a un bebe consentido. El paisano sortijero cuando llega el Domingo llega montao en su pingo, que esta como un parejero jamas se olvida el puntero que suele ser de aluminio, si vieran con que cariño su tornada desarrolla y cuando pone una argolla le da un beso como a un niño. Si hablo de su montao, sabe estar de livianito, con un recao cortito, cola corta bien tuzao, de pata y mano vendao, por si una mano se toca freno chiquito de copa y un pretal de agarradera, de confianza en la carrera porque es bandito en la boca. Suele poder decidido, de manera muy campera, dos argolla en la encimera, para acortar los estribos, va, concentrado decidido quiere cobrar el primero, pone su fé en el puntero, que lo lleva entre sus dientes y se vueve muy caliente, sino cobro ni el tercero. Todos los domingos igual, se va a correr la sortija con su puntero y la fija de algun premio cobrar, hoy lo quise homenajear con un verso bien campero. en casa tengo un Puntero de adorno en una pared, que indica que alguna vez, que yo tambien fui sortijero.