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viernes, 23 de julio de 2021

Los Payadores



A DON JUAN A. MARQUEZ

 Cardenales de la umbría 
que en romántica visión
con fibras de corazón
Tejieron su fantasía
A traves de su poesia
dulcemente soñadora,
constelada de videncias,
alumbrando las conciencias,
con resplandores de aurora.


Por ellos jamás expira
el sol de las gauchas glorias,
que aferrada en las memorias
cruza los tiempos su mira;
podrá enmudecer la lira
ahogada por los quebrantos;
podrán sombríferos mantos
amortajar el alcor; podrá morir el cantor,
pero no mueren sus cantos.

Con la idealidad intensa
que encarnó su concepción
llevaron a la legíon
el prestigio del que piensa;
y al penetrar en la inmensa 
muchedumbre que se va
cantando lo que vendrá
fueron sus liras rurales
Otros tantos ventanales
Abiertos al más allá.

Como marcharon ungidos
de proféticas canciones
plasmaron las rebeliones
al formar los convencidos;
para que adversos latidos
la montonera  avasalle
ellos abrieron el valle...
cuando el ciclón se avecina
el relámpago ilumina 
antes de que el rayo estalle.

En ellos los espejismos
de las pampeanas llanuras
engarzaron las más puras
flores de su idealismo;
y al colmar con su lirismos
ambiciones vesperales,
fueron rapsodas nuestros:
en una nébula de estros
Güemes templó sus ideales.

Dieron a las muchedumbres 
en sus potentes escalas
la majestad de sus alas
para llegar a las cumbres.
El alborear de sus lumbres
toda la recua agiganta;
porque el trovador levanta
lo que el ignorado siente:
de las almas el torrente
una lucha y otra canta.

Ellos son una faceta
del diamante campesino,
pulida en el torbellino
de la aspiración secreta.
El azul de esa paleta 
que dejó el alba en la altura
y la sutil vestidura
que en romántico derroche
tejió con sueños la noche
para arropar la llanura.

En el albo centelleo 
que pusieron en sus frentes
las estrofas elocuentes
del romancesco torneo;
Y en el cumplido trofeo
de los labios de la amada,
se encuentra sintetizada
la luz de sus pensamientos:
Ceibos, labios y talentos
cuajan la vieja payada.

Pero fué al cantar amores
donde el poeta nativo,
todo su ser sensitivo
vió cristalizarse en flores.
Cuando amantes sinsabores
marcaron en su alma rastros;
con líricos alabastros 
le puso a su pena broche:
Hay que atravesar la noche
para llegar a los astros.

Sus guitarras son reflejo
del espíritu campero
que cantó bajo el alero
el laurel del tiempo viejo.
Y porque fueron espejo
de tanto anhelar extraño,
ellas serán el peldaño 
por donde tendrá que ir 
todo el que quiera subir
hasta las almas de antaño.

Aires de Campo 
Décimas 

Yamandú Rodriguez
1947 30 de Octubre

miércoles, 16 de diciembre de 2020

LAS PALABRAS DEL VIEJO

 

Una clásica cocina,
  de las viviendas camperas.
Media tinta. En las afueras
el crepúsculo declina,
El Trafoguero ilumina 
la faz de un viejo paisano,
que en lenguaje galano
 de nuestros tipos genuinos;
les habla a unos campesinos
 con autoridad de anciano.


Labrador: con mis palabras
has de bordar un motivo,
Para cuando pensativo
Cruzas las tierras que labras.
La claridad  de las abras
tiene mi franco consejo,
en él, como en un espejo,
se refleja ese saber
que fué tejiendo el ayer
Entre las canas de un viejo.

Que férrea tenacidad
para ayudar al valor,
Sólo pidiendo vigor
Los centauros de mi edad.
Yo crucé esa tempestad
Y el recuerdo de su hazaña
con suave reflejo baña
Mis sueños de veterano;
Como estando en sombra el llano
Aun hay luz en la montaña.



Paisano tu rol encierra
Mas soberbias que mi acción,
Para tí en cada terrón
Tiene un latido la tierra
Cuando esforzando se aferra
Sobre las melgas tu pie
Yo que te contemplo sé,
porque tu fatiga escucho;
que revive un Ayacucho 
todos los días tu fé. 

Laabrador: tu alma alardea
ser vaciada en ese acero
que expuesta al zarpazo fiero
se repuja; no moldea.
Sólo el cincel de la idea
La variará sin mancilla:
Madera que no se astilla
al golpe de la fortuna;
Y aunque transformada en cuna
Sigue siendo coronilla.

Que en el mensaje discreto
De muchas recordaciones
Mires nuestras tradiciones 
Con acendrado respeto
A ningún yugo sujeto
Estarán tus oraciones 
y en tus justas ambiciones
De marchar con el ambiente;
En la hoguera del poniente
Has de templar tus alones.

No detengas tu camino
Por las sombras del alcor;
Tu naciste labrador 
y naciste peregrino.
Si la altura es tu destino,
A lacumbre han de llegar:
Los vuelos de tu cantar, 
El ansia de tus fatigas;
Los oros de tus espigas
y los himnos de tu alar.

Si es tu sino, labrador,
Ir abriendo los terrones 
Para amasar floraciones 
con tu fecundo sudor,
Para aliviar tu labor
desde lo alto del alero,
Has de encontrar un rimero
De tu fatiga pasada
En la altiva clarinada
Del infatigable hornero.


Yo que admiro tu leyenda 
y al ir tejiendo guirnaldas
Con el verdor de las faldas
Para bordarte una ofrenda
represento la leyenda
que llena de autoridad,
Viene a premiar la ansiedad
del que en los campos perdido.
Alumbra con su latido
A toda la humanidad.


jueves, 19 de marzo de 2020

"Amaneciendo"



Yo andaba levantao. De madrugada,
 salgo a prender mi pucho en el Lucero,
 mientras termina de encerrar la noche 
una ronda de gallos ferrugientos... 

Tapao por la ceniza del rocío, 
arde en el horizonte el trasfoguero... 
Hay un pirincho que madruga mucho
 pa hacer buches de luz en ese alero
 y cuando lo salpica a mi espinillo,
 tiene que ver lo que se ríe el ceibo! 

Allá sale al galope a'quella sierra: 
va remontando el sol... 
cimbra el sobeo en un temblar 
de pajaritos gauchos, 
con los picos recién pintaos de nuevo... 

Y en los juncales del arroyo de oro,
 pone a secar sus medias el boyero... 
Yo era mozo y con novia, 
me faltaría un mes pa'l casamiento... 

Sobre el amanecer de mi relato, 
ha pasao poco olvido y mucho tiempo. 
Cebé un amargo y ya sentí en la puerta, 
como el balar de un corderito enfermo.. 

Abro y me topo con un niño e meses
 arrepollao en un reboso viejo. 
Y el inocente, pa que yo le abriera,
 usaba sus sollozos de cencerro. 

Dios sabe que miseria me tendía, 
como una mano, a ese mamón ajeno... 
Lo alcé como quien alza un crucifijo: 
temblando por dentro. 

Lo besé en la mollera, 
que tenía una pelusa de patito negro, 
y él dejó de llorar; 
se jué secando con el calor emplumao de mi pecho.

 El sol se le arrimó como a olfatiarlo... 
El horno abrió tamaña boca al verlo.
 Pa que el niño riyera, 
mi lobuno hizo de la coscoja un sonajero...

 Entonces yo, tocao, les dije a todos:
 -"Aquí se los presento, va'a ser un hijo mío, 
un hijo gaucho, una semilla que llegó en el viento. 

Bendita sea la noche que lo puso,
 desnudito de amor, bajo mi alero!...
 Y ya le dejé el nene a una vecina.
 Le cerré pinchos al lobuno viejo,
 hice sonar la lonja de la senda, 
estaquiada con cardos en el suelo, 
y lo rayé en el patio de mi novia... 
Y ella, la moza que entuavía quiero,
 la que siempre me puso unto 
de luna sobre las quemaduras del cabresto, 
la que se hacía cruz en la tranquera 
y pájaro de adios en el pañuelo...
 no tuvo corazón pa un niño gaucho,
 le negó l'agua del socorro y techo; 
porque iban a decir cuatro vecinas 
que ese gurí era nuestro, 
que ella lo tuvo sin permiso'el pago, 
antes del casamiento... 

Me pidió que lo diese! No era un cuzco; 
era un botón con una rosa adentro!
 Dios no lo puso a ese pichón de tordo 
en el nido de un cuervo;
 sino en el rancho querendón de un criollo, 
que se santigua con los cuatro vientos... 

Y yo no estoy pa que me tiemble el pucho 
cuando lo viá encender en el Lucero! 
Me dió a elegir: "o el inocente o ella".
 Me apuntó los ojazos contra el pecho. 
Yo estaba enamorao hasta las ráices; 
ya agarrando e la oreja el casamiento!
 Ella me pudo dar un hijo propio... 
y el otro era un pedazo e carne ajeno! 
Y no aflojé: - Con el gurí - le dije - 
desnudito de amor, con él me quedo!



domingo, 8 de marzo de 2020

"En la Tranquera"

Ilustración Eleodoro Marenco


Queda un retazo del día
cual tremolante pendón,
sobre el más alto crestón
que ostenta la serrania.
Llora un sauce su elegía
sobre la inmensa ladera,
y junto a vieja tranquera
un idilio campesino
cristaliza en el camino
el afán de su quimera.

Novia: yo traigo en mi mente
para ofrendar tus ensueños,
una guirnalda de sueños
que tejí sobre tu frente
con el sol de la simiente 
que el rubio trigal corona,
la esperanza que escalona
los altos de las lomadas,
y las ansias ignoradas
que gimen en mi bordona.

Vos fuiste sobre el erial 
de mis ansias y mis penas,
ese poncho de verbenas
que suaviza el pedregal.
Perdido en el esteral
vino a salvarme tu halago,
como en medio del estrago
al caminante socorre
la blanca estrella que corre
con dirección a su pago.

Novia: en el hondo misterio
de tus ojos soñadores
el yugo de los amores
hizo doblegar mi imperio
y el natural agrio y serio
de mi espiritu salvaje 
fue buscando tu miraje
misterioso con la fé
que busca el yaguareté
la penumbra del boscaje.

Y como mi amor despliega
en el lirismo sus alas
con sus dolientes escalas,
me consagré Santos Vega
tu sueño de novia llega
dominando mi tormenta
a cuajar en flor la cruenta
sombra de mi desvarío:
besada por el rocio
desprende luz la osamenta.

Novia: al volver de mi viaje 
por la indecisa extensión,
le traigo a tu corazón
toda el alma del paisaje
encarnada en el celaje
con que se arropa el oriente;
La serenata doliente
que canta el ave en el monte,
la sangre del horizonte
y el rezo de la corriente.

Sobre mi ser altanero
canta tu sutil donaire
igual que el clavel del aure
que florece en el alero
y en mi continente fiero
de rudas palpitaciones 
olvida sus rebeliones
cuando tu mirar lo abraza:
al canto de la torcaza 
se duermen los cimarrones.

Por eso, como quisiera
que mi doliente canción 
llevara a tu corazón
arrullos de primavera;
hoy te traigo una quimera
que tejí sobre el otero:
con mi alma de guerrillero
sintetizada en un lauro
mis arrestos de centauro
y mis sueños de trovero.

sábado, 20 de julio de 2019

"La Nazarena"




Lauro era rubio y ágil como el puma.
Se lo dieron a mama. Lo crió ella.
Los dos usamos una sola cuna.
Los dos juimos en ancas a la escuela,
nos arrastró a los dos una divisa,
nos balaba a los dos una querencia...
y el día que el amor nos puso alas,
nos chamuscamos en la misma estrella!
Éramos carne y carne, Cruz y Fierro:
un poncho, un mate amargo, una estribera...
Amigos! esas dos manos que junta
pa rezar un bendito, la cumbrera;
el ñudo potriador de dos varones
que cuanto más lo estiran, más se aprieta!
Pero el diablo no quiere cosas puras
y nos enamoramos de una prienda
que tenía los ojos pestañudos
y dentradores como dos espuelas.
Lauro la llamó Rosa,
y yo, la Nazarena.
Me la quiso dejar, salió una noche...
Se la quise dejar, gané la ausencia...
Y no se pudo; peludió la yunta
en el tembladeral de su tranquera!
Nacidos pa querer a dos orgullos,
dentramos a sufrir con dos bicheras
y ansí se nos enanca un odio viejo,
un odio de venao y de crucera.
No lo pude peliar: mama vivía.
Y éramos uno pa esa criolla vieja...
Sonréibamos los dos, mascando fuego,
ataos, codo con codo, a la prudencia.
Por el "puma" y por mí, gruñe el amargo...
Un día se nos arde la pacencia:
hay un "venite"! un revoliar de ponchos,
un rechinar de filos, una trenza...!
Se nos cruza mi madre y con su llanto,
nos apagó la brase de las crestas.
Dispués salimos con divisa y lanza;
porque pa suerte, reventó la guerra.
Vamo a jugar a cara o cruz la vida,
en la primer pelea:
uno se ha de quedar con los caranchos
y otro con Nazarena.
En las noches azules de sereno,
Lauro no duerme poro pensar en ella
y yo, sobre el recao lleno de abrojos,
voy pitando hasta el pucho, la pacencia...
Un: Carguen! nos sacó del purgatorio
a púa y a clarín, lanza y sotera.
Yo deseo su muerte y él mi muerte.
Y zambullimos en la polvareda...
Volvimos unos pocos esa noche;
pero el "puma" está allí, no duerme; piensa,
mientras yo en el recao no enriedo el sueño
por más que sigo dando güelta y güelta.
Y una tarde, nos sacan en redota,
con los pingos charquiaos por las paletas.
Vienen cerquita, errándonos trabuco.
Apura, nos alcanzan, revolean...
y los tres puños de las boleadoras
zumban en el carpido de las güeyas.
En eso, rueda un flete: es el del "puma".
Cae parao. Pa morir. Ni me doy güelta!
Por fin, se va a quedar con los caranchos,
y yo, con Nazarena...!
No se pudo! Algo toro, algo que sale
del pecho de mi madre o de mi tierra,
me hace sentar el flete en los garrones;
y hundirlo en la tormenta!
Golví pa cáir con él, en Cruz y Fierro,
pa salir enancaos en una décima,
pa mirar en los ojos a la guacha
que rezó por los dos en mi tapera!
Y lo saqué nomás!
Callaos y tristes
nos vamos acercando a la tranquera
de la mujer que Lauro llamó Rosa
y yo, la Nazarena.
Allí el "puma" me dijo de a caballo,
cuasi al cerrar el alma y las espuelas:
-Yo sigo con la vida que me diste,
vos casate con ella.

Milongas Gauchas
Letra: 
Yamandú Rodriguez

lunes, 17 de junio de 2019

EL ÚLTIMO GÜEMES




Llora la tarde pampeana
con esa nostalgia muda
que la planicie desnuda
con el horizonte hermana.
El sol diluye en la grana
su ultimo aliento de vida
y en la extensión dolorida
semejan los nubarrones;
los sangrientos algodones
que restañaron su herida.

La sombra engarza el topacio
de los pastos que se mecen
mientras cual almas florecen
estrellas en el espacio.
lanzan al ganado reacio
algún paisano su grito
y cual un monstruo maldito
nos da el tren la sensación 
de un enorme lobisón
aullando hacia el infinito.

Cual personaje de ensueño
va hacia el lejano confín.
Jinete en flaco rocín. 
un viejo de altivo ceño.
En el paisaje de sueño
luce un astro su melena 
y une en su frente serena
aquel hidalgo paisano
a las nostalgias del llano
la cerrazón de su pena.

A su marvha de vencido
le pone un marco la tarde, 
solo el hornero hace alarde 
de conocerlo en su nido;
y a su clarín atrevido 
que el viejo olvido desgarra,
vuelve a animarle la garra
que mostró cuando en los llanos
le llamaron los paisanos 
el novio de la guitarra.

Luego el veintenio de acero
mis ansias en gestación 
toda una constelación 
de su derecho y su fuero.
voleó su audaz "Teru teru"
de los jaguares la garra,
con cuerdas de la guitarra
hizo a su lanza virolas
y sangrientas amapolas
florecieron su moharra.

Del pretérito, preñado
de emocionantes pasajes,
con aleteos salvajes,
surge el cóndor del pasado;
su existencia de bañado
cruza como un aquilón , 
y al perderse en la extensión
de su vida de precito; 
semeja el igneo arolito
que hace aullar al cimarrón.

Las medias tintas inciertas
de la planicie pampeana 
animan la caravana
de sus añoranzas muertas,
y por las landas desiertas 
el golpe de las caronas
y el sonar de las lloronas
pueblan el campo dormido
de ese apagado quejido 
con que imploran las bordonas.

Así el último trovero
del americano arresto
dejó la pampa en un gesto
de rapsoda aventurero.
Frente a la muerte altanero,
el descendiente de Sandes,
ansió los picos más grandes
para poder descansar;
y se marchó a disputar 
a las águilas los Andes.

viernes, 29 de diciembre de 2017

EL REMATE "Las pilchas del abuelo"

Las pilchas del abuelo

Falta el aire, y sobran moscas en este domingo de enero,
el sol fríe la chicharra durme un matungo azulejo,
algunos pollos con argaras están de picos abiertos,
por los charquitos de sombras hay unas guachas bebiendo,
por los caminos calientes cruza la siesta en su lerdo,
ojos azules de cardo curiosean desde lejos,
y asoman por las retamas, ojos azules de ceibo,
todo es dulce de tan pobre..

Frente al rancho de tanteo,
que esta con los cuatro codos deshilachado de tiempo,
subasta un rematador, las pilchas de un criollo viejo,
hay muchos interesados, son vecinos todos ellos,
muchachos que hasta hace poco le llamaban  el abuelo.

Recostado sobre el palenque los mira tristón el viejo,
han ido a comprar barato cosas que no tienen precio,
y piensa con amargura, ya no da criollos el tiempo,
que vale este par de espuelas,
si las rodajas de fierro son como dos lagrimones
que llorasen por su dueño,
con ellas salio a ganar ase ya muchos inviernos,
la novia en un bagual blanco, la vida en un bagual negro.
Los mozos suben la oferta, doy 10, 15, 20 pesos,
diputan como caranchos el corazón del abuelo,
que al escucharlos se pone rojo de vergüenza el cielo.

Son suyas las nazarenas, dice a uno el martillero,
le han vendido las lloronas, hoy por desgracia hoy tan luego,
que en el palenque la vida le ato su bagual mas negro,
y piensa con amargura, ya no da criollos el tiempo..

Sacan a la venta un poncho, donde garúan los flecos,
para mojarle la cara al que se lo lleve puesto,
tiene la boca zurcida, y lo gasto tanto el tiempo
que a tras luz del calamaco se ve la historia del dueño,
guampas chuzas y facones lo acribaron de agujeros,
pero su filosofía siempre le puso remiendo,
de día con un celeste, de noche con un lucero…
Yo pago por esa pilcha tuita la plata que tengo,
subo a una onza la oferta, si no hay quien de mas lo quemo.
Entonces cae el martillo en lo mas duro del silencio,
un mozo se llevo el poncho y allí cerca el pobre viejo
esta temblando de frío en una tarde de enero,
y piensa con amargura, ya no da criollos el tiempo.

Así perdió en la bajada lo que gano en el repecho,
una a una las ovejas, pilcha por pilcha el apero,
quisiera salvar del lote su mancarrón azulejo,
pa´ que lo agarre la noche en un caballo estrellero,
no tiene mas que uno, y ese, se lo quema el martillero.

Allí termino el remate, cobro la cuenta el pulpero,
¡ aura si! Al verlo tan amargao tan desecho,
todos los rumbos arrollan los lazos de los senderos,
y son cuatro pialadotes los que están esperando al viejo,
en cuanto quiera salir, le van a dar contra el suelo…

Entonces aquellos mozos se acercan pa´ defenderlo,
y el mas ladino le dice entre temblón y risueño,
todos compramos sus pilchas, pa´ salvárselas abuelo,
aquí tiene sus espuelas, aquí tiene su azulejo,
otro le trae igual que a un niño el apero,
otro le entibia las manos con aquel poncho de fleco,
y otro que no compro nada, le estampa en la frente un beso…
Por que sigue dando criollos, muy lindos criollos el tiempo…

lunes, 22 de agosto de 2016

EL REMATE



Falta el aire y sobran moscas,
este domingo de Enero.
El sol fríe las chicharras...
duerme un matungo azulejo...
Algunos pollos con árganas
estan de picos abiertos.
En los charquitos de sombra
hay unas guachas bebiendo.
Por los caminos calientes
pasa la siesta en su lerdo.
Ojos azules de cardos
curiosean desde lejos,
y asoman por las goteras
ojos azules de cielo...
Todo es dulce de tan pobre...¡
Frente al rancho de estantéo
que anda con los cuatro codos
deshilachados de tiempo,
subasta un rematador
las pilchas de un criollo viejo.
Hay muchos interesados;
son vecinos todos ellos,
muchachos que hasta hace poco,
le llamaban: el agüelo.
Recostao en el palenque,
los mira triston el viejo:
han ido a comprar barato
cosas que no tienen precio...
Y piensa con amargura:
Ya no da criollos el tiempo...¡
-"¿Que vale este par de espuelas?"
Y las rodajas de fierro,
son como dos lagrimones
que llorasen por su dueño.
Con ellas salió a ganar
hace ya muchos inviernos,
la novia en un bagual blanco;
la vida en un bagual negro.
Los mozos suben la oferta:
-"Doy diez,quince,veinte pesos!",
Disputan como caranchos
el corazón del agüelo.
Al escucharles, se pone
rojo de vergüenza el ceibo.
-"Son suyas las nazarenas"
dice a uno el martillero.
Le han vendido las lloronas
hoy, por desgracia! Hoy ,tan luego
que en el palenque ,la vida
ató su bagual más negro...
y piensa con amargura:
Ya no da criollos el tiempo...!
Sacan a la venta un poncho,
donde garuan los flecos,
para mojarle los ojos
al que se lo lleve puesto.
Tiene la boca zurcida
y lo gastó tanto el viento,
que al trasluz del calamaco
se ve la historia del dueño...
Guampas,chuzas y facones
lo cribaron de agujeros...
pero su filosofía
siempre le puso remiendos:
de día con un celeste;
de noche ,con un lucero.
-Yo pago por esa pilcha
toda la plata que tengo!
-Subo una onza la oferta!
Si no hay quien dé más, lo quemo!
Entonces cai el martillo
en lo duro del silencio...
Un joven se lleva el poncho.
Y allí cerca el gaucho viejo
está temblando de frío
en una tarde de Enero,
y piensa con amargura:
Ya no da criollos el tiempo...!
Así pierde en la bajada ,
lo que ganó en el repecho:
una a una, las ovejas;
pilcha por pilcha, el apero...
Quisiera salvar del lote
su mancarrón azulejo,
pa que lo agarre la noche
en un caballo estrellero.
No tiene más que uno...Y ése
se lo quema el martillero!
Allí termina el remate.
Cobró su cuenta el pulpero.
Aura sí: al verlo de a pie,
tan amargo,tan desecho,
todos los rumbos arrollan
los lazos de los senderos
y son cuatro pialadores
que estan esperando al viejo:
en cuanto quiera salir,
lo van a dar contra el suelo!

Entonces , aquellos mozos,
se acercan a defenderlo
y el más ladino le dice
ante temblón y risueño:
-Todos compramos sus pilchas,
pa salvárselas, agüelo.
Aqui tiene sus espuelas...
Aqui tiene su azulejo..
Uno le trai en los brazos
igual que un niño, el apero
y otro le entibia las manos
con aquel poncho de flecos...
Porque sigue dando criollos,
muy lindos criollos , el tiempo.