Visitas de la última semana a la página

Mostrando las entradas con la etiqueta Majay Correa. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Majay Correa. Mostrar todas las entradas

viernes, 29 de mayo de 2020

"La leyenda del Ombú"

Pintura Pueyrredón, Prilidiano


A orillas de Arroyo Grande, cerca Young de Rio negro
me surgió muy buen trabajo y me dediqué a trabajar
 mansamente iba pasando el tiempo como dormido 
y en la estancia cuando llueve se aprovecha a descansar.

Día viernes y llovía mansamente en la estancia
 nos fuimos bajo el alero Benito, Delgado y yo
 Y Delgado que era guasquero trajo unos tientos y nos dijo:
"Me ceban unos amargos mientras armo  este botón". 

De repente una estampida de un rayo rompió el silencio 
"¡Ahijuna!", gritó delgado: "Esto me hace recordar
a una leyenda muy vieja acá mismo de esta estancia, 
si me permiten ustedes se las voy a contar¡".

Cuentan que hace muchos años se vió llegar a un paisano 
montando un tostao mestizo y de tiro un alanzan 
saludo pidió quedada para pasar esa noche 
y pa´ pior de todo eso la lluvia era torrencial.


era un mozo muy bien vestido alto de larga melena
 tranquilo y muy prudente en cada conversación
 comento que era del Este y buscaba un malnacido
 que habia jurado su muerte a punta de su facon .


Como la lluvia invitaba a largas prosas esa noche
 se toco el tema de estancia y un nombre se mencionó
y fue el nombre del mayordomo que hacia años que estaba
y fue como puñalada que al forastero tocó.

Disculpen si me permiten   pueden repetir su nombre 
quizas es ese el que  yo busco o sea pura casualidad 
dijo el anciano presente: "Usted y va a conocerlo
 todas las noches hace rueda y viene a amarguear acá".

Pasaron varios minutos quedó volando la intriga 
y unos pasos se escucharon desde dentro del galpón
 se oían pasos muy firmes la bota dura  y lustrosa 
 mientras el mozo forastero acariciaba el facon.

 Entro dijo: ¡Buenas noches! y se dirigió al paisano 
y cuando extendió su mano para saludarlo a él,
dijo: "Mi nombre es Nicasio  y mi apellido Larrosa"
el mozo: "El mio es Barboza y mi nombre Juan Andrés".

Juan Andres clamó diciendo: ¡Este es el que buscaba 
el que asesino mi padre mis dos hermanos también 
que fue paga mucha plata por el cruel asesinato
mandado por el alcalde, pa´las tierras poseer!.

¡Es cierto! dijo Larrosa, "Recibí mucho dinero
fue tentadora la oferta, lo tuve que cometer
y no estoy arrepentido, me llevé un monto mas grande
para dar muerte al que falta que ese diá no encontré.

Juan Andrés buscó la puerta, y exclamó
"Nadie se mete juro que a este trompeta
hoy le doy su merecer, aunque se que en esta vida
lo haga pagar con lo mismo, la vida de mi familia
no la podrá devolver".
Cuentan que el mozo y Nicasio se perdieron esa noche
entre relámpago y trueno y la lluvia torrencial
que al otro día encontraron los dos cuerpos sin vida
en el portón de la estancia después del alba aclarear.

Dicen que murió Nicasio, de rodillas boca abajo
que estaba así porque creen que murió pidiendo perdón
el mozo mirando al cielo y en sus labios una sonrisa
por haber  finalizado lo que un día prometió.

El viejito de la Estancia que se encargó de los cuerpos
Y en el portón de la misma, ahí mesmo los sepultó
en memoria de sus almas, pa´que no anden penando
en cada tumba de ellos, una planta así plantó.

Crecieron los dos ombúes, que se divisan en la entrada
¿Quién es Nicasio Barboza? no sé, con exactitud
solo se que han crecido, y tienen arraigado almas
y que el establecimiento, lleva el nombre del Ombú.