Es el último caballo que yo domo
decía el viejo hablando con el hijo
esta tarde su madre, me lo dijo
que era un pedido que le hizo el mayordomo".
"Aparte ya pisando los sesenta
no se puede confiar en los reflejos
por mas que el tiempo me haya hecho viejo
y me dió mas experiencia de la cuenta".
Ya le dejo el potro atao en el palenque
pa´que lo vaya amansando usted de abajo
y no olvide que a un caballo de trabajo
se lo amansa a paciencia y no a rebenque.
Le dejo un maneador que es como un guante
ta´sacao en redondo del cogote
de un toro, que aprendió que aunque grandote
a un Criollo no se lleva por delante.
Le dejo este bocao retorcido
y este par de riendas anchas bien pesadas
el basto con la encimera pelada
y un cabestro que no teme a los bufidos.
Le dejo mi tijera tuzadora
con ella voltee mas de cien penachos
el lazo, la manea, el cencerro tacho
junto a todas mis pilchas domadoras.
"Mi vida la pase amansando potros
le pido´este favor por ser su padre
que no le diga nada usted a su madre
y que quede este secreto entre nosotros".
Haga de cuenta que usted no este mirando
no puedo ir encontra de mi sentimiento
y déjeme ensillar, que yo lo muento
que si voy a morir, que sea domando."