Amaneció el 6 de Enero
con su dorada promesa
sueños de los zapatitos
con una esperanza nueva
sueño de alegre inquietud
y reprimida impaciencia.
Carlitos es un pequeño
que con otros niños juega
no cabe en sí de alegría
cuando les llama y les muestra
una pelota de fútbol
sus cuatro autitos de cuerda
una escopeta flamante
igual a la verdadera
que le trajeron los Reyes
bajando desde una estrella.
Una niña que adormece
en su brazo una muñeca
le describe los heraldos
de la ilusión siempre fresca:
Son tres, Melchor el más joven
Gaspar con su barba espesa
y Baltazar con su piel
como la noche de negra.
Hay un niño que no ríe
ni se acerca a los que juegan
contempla con ojos tristes
a la flamante escopeta
a la pelota de fútbol
y a los autitos de cuerda.
Tiene apenas cinco añitos
y un tesoro de inocencia.
De pronto rompe a llorar,
les conmueve su tristeza
¿Pero qué tienes negrito?
le preguntan y él contesta:
Es que este año me olvidaron
los Reyes ya ni se acuerdan
de llegar hasta mi casa
¿Por qué? Porque está mamita enferma
papito está sin trabajo
y lo que sobra es pobreza.
¿Por qué me olvidan los Reyes?
¿Por qué a mi casa no llegan?
Carlitos emocionado,
hasta el negrito se acerca
le dice, no te olvidaron
se equivocaron de puerta
mirá lo que te dejaron en mi casa
esta escopeta, esta pelota de fútbol
y estos autitos de cuerda
se le aproxima sonriente
y los juguetes le entrega
da un pedacito de su alma pero bien vale la pena
por ver contento a otro niño,
que solo tiene pobreza
y mientras corre el negrito
grita con todas sus fuerzas
no me olvidaron los Reyes,
se equivocaron de puerta.