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sábado, 8 de abril de 2017

LA DUDA




¿Cómo supe?, les diré:
vivía espiando una duda, 
huella de una burla muda
que mucho tiempo rastrié; 
duda que yo la campié
hasta que la descubrí:
y cuando la conocí
quería desconocerla, 
negarla a gritos no verla
volverla a sacar de mí.

Tenía duda de Almada
sin ver ni hallar otra prueba, 
Más que una sonrisa de Eva
y una profunda mirada; 
no les oí decir nada
pero el silencio habló igual: 
él de mirada sensual
y ella, indecisa y sonriente, 
plegaba distraídamente
los bordes del delantal.

Después de esa escena muda
que vive entre Almada y Eva, 
nunca descubrí otra prueba
que superara a mi duda; 
siempre la sospecha cruda
atormentaba a mi ser: 
y tentado por saber
un día le hice una trama, 
y le descubrí a mi dama
la falsedad del querer.

Una vez maté un potrillo
y algo se cruzó en mi mente, 
teñí en la sangre caliente
hasta la "S" mi cuchillo; 
salté sobre el doradillo
y al galope me largué:
a la querencia llegué
con el cuchillo en la mano, 
como ensayao de antemano 
secretamente le hablé.

-"Tomá, limpialo porque
recién allí en la bajada, 
pelié con mi amigo Almada
y como hombre lo maté; 
panza arriba lo dejé
por indecente y safao:
porque me dijo el malvao
que conmigo eras infiel, 
que tu cariño era de él
y por tu amor lo he peliao".

Tomó el cuchillo azorada
y sobre la parte roja, 
cubrió de besos la hoja
diciendo desesperada; 
-"Esta es la sangre de Almada
y Almada es mi único amor":
yo tragando el amargor
y ella clamando el amante, 
compartimos del instante
los dos del mismo dolor.

Le dije, "encontré quebrao
el potrillo de la overa, 
y para que no sufriera
con éste lo he despenao. 
Por él, viví sin cuidao
que si hay una herida aquí:
es la que me has hecho a mí
al saber que sos de Almada
porque no hay peor puñalada
que la de perderte a ti.

Duda que vive escondida
mejor es no esclarecerla, 
muchas veces por saberla
se llora toda la vida; 
siempre una duda sabida
nos abre una cicatriz: 
una verdad en un tris
obscureció mi pasao, 
pues mientras vivì engañao
yo era el hombre más feliz.

miércoles, 29 de marzo de 2017

EL CHASQUI ARGENTINO

El Chasque de Patagones de Aldo Chiappe


"Sí, Capitán, llegaré!", dijo el chasqui Justo Ayala.
-"Salvo que una bala me baje del pangaré.
La nota la retobé en un basto del recao 
y si caigo acribillao, Rodando entre polvo y pasto, 
naides sabra que en un basto llevo un secreto sagrao".
 Cuenta el que el caso describe que una tarde ya sol adentro;
 Ayala tuvo un encuentro con un piquete de Oribe
 y al grito de -"¡Alto, ¿quièn vive?", Al chasqui lo sorprendió
 ¡viva mi patria, exclamó Con una actitud tremenda, 
Y como pidiendo rienda El pangare relincho.

 Juyamos le grito al flete Y se echó sobre la cruz, 
Y partió como una luz El pangare y su jinete 
Y tras el chasqui el piquete Se lanzó a todo correr 
Aunque era al anochecer  A la sombra de esas horas 
Balazos y boliadoras Le empezaron a llover.
El chasqui era hombre experto En el llano y en la sierra, 
Iba leyendo en la tierra Igual que un libro abierto,
 Y cuando cruzó el desierto Cumpliendo con su deber:
Cuidaba más que a su ser A medida que iba andando, 
El secreto que el comando Le confiara en el poder. 
Allá entre el cielo y lejura Iba al trote y galopiando,
 Pero siempre conservando Fresca la cabalgadura
 Atravesó la llanura En su experiencia confiao:
 Y si en algún descampado Llegarán a divisarlo, 
Cualquier suerte iba a encontrarlo Con el flete descansao. 
Como había anochecido La partida se volvió,
 Entre las sombras perdió El rastro perseguido 
Aunque el chasqui había juido Una bala lo alcanzó 
Entre las sombras se oyó De sus labios un quejido 
Y el paisano dolorido Sobre la cruz se inclinó. 
-"Pangaré desde este día si llegamos a la meta
 te deberá una jineta la gloriosa patria mía".
 mientras esto lo decía, las crines le acarició: 
-"Dios quiera, dijo, que yo llegue al comando con vida"
 y apretándose una herida al trotecito siguió. 
Sólo dijo en la llegada el moribundo patriota,
 -"Mi jefe traigo una nota en un basto retobada..." 
y sin pronunciar más nada murió sobre su bagual.
 Hoy quien sabe en qué cardal, o a orillas de qué camino, 
descansa el chasqui Argentino de nuestra guerra rural. 
Atento a la polvadera Que resugiera en el llano 
Como el rumor lejano Que a la distancia se oyera 
Así sirvió a su bandera Este anonimo soldao 
Muchas veces obligao Ante el peligro bravío 
Atravesó a nado un río Como el monte enmarañao
 Dijo así el Chasqui Argentino Por mi patria y por mi nombre, 
Apeligrando como hombre Los contrastes del camino 
Hasta su propio destino La nota conmigo irá: 
Si la mala suerte allá Se me cruza con un plomo,
 Con mi estampa sobre el lomo Mi flete la llevará.






Letra de Julian Martín Castro
Interpreta Pantaleón Villagra