Ilustración Eleodoro Marenco |
Queda un retazo del día
cual tremolante pendón,
cual tremolante pendón,
sobre el más alto crestón
que ostenta la serrania.
Llora un sauce su elegía
sobre la inmensa ladera,
y junto a vieja tranquera
un idilio campesino
cristaliza en el camino
el afán de su quimera.
Novia: yo traigo en mi mente
para ofrendar tus ensueños,
una guirnalda de sueños
que tejí sobre tu frente
que ostenta la serrania.
Llora un sauce su elegía
sobre la inmensa ladera,
y junto a vieja tranquera
un idilio campesino
cristaliza en el camino
el afán de su quimera.
Novia: yo traigo en mi mente
para ofrendar tus ensueños,
una guirnalda de sueños
que tejí sobre tu frente
con el sol de la simiente
que el rubio trigal corona,
la esperanza que escalona
la esperanza que escalona
los altos de las lomadas,
y las ansias ignoradas
que gimen en mi bordona.
Vos fuiste sobre el erial
que gimen en mi bordona.
Vos fuiste sobre el erial
de mis ansias y mis penas,
ese poncho de verbenas
que suaviza el pedregal.
Perdido en el esteral
vino a salvarme tu halago,
como en medio del estrago
al caminante socorre
la blanca estrella que corre
con dirección a su pago.
Novia: en el hondo misterio
de tus ojos soñadores
el yugo de los amores
hizo doblegar mi imperio
y el natural agrio y serio
de mi espiritu salvaje
que suaviza el pedregal.
Perdido en el esteral
vino a salvarme tu halago,
como en medio del estrago
al caminante socorre
la blanca estrella que corre
con dirección a su pago.
Novia: en el hondo misterio
de tus ojos soñadores
el yugo de los amores
hizo doblegar mi imperio
y el natural agrio y serio
de mi espiritu salvaje
fue buscando tu miraje
misterioso con la fé
que busca el yaguareté
la penumbra del boscaje.
Y como mi amor despliega
en el lirismo sus alas
con sus dolientes escalas,
me consagré Santos Vega
tu sueño de novia llega
dominando mi tormenta
a cuajar en flor la cruenta
sombra de mi desvarío:
besada por el rocio
desprende luz la osamenta.
Novia: al volver de mi viaje
misterioso con la fé
que busca el yaguareté
la penumbra del boscaje.
Y como mi amor despliega
en el lirismo sus alas
con sus dolientes escalas,
me consagré Santos Vega
tu sueño de novia llega
dominando mi tormenta
a cuajar en flor la cruenta
sombra de mi desvarío:
besada por el rocio
desprende luz la osamenta.
Novia: al volver de mi viaje
por la indecisa extensión,
le traigo a tu corazón
toda el alma del paisaje
encarnada en el celaje
con que se arropa el oriente;
le traigo a tu corazón
toda el alma del paisaje
encarnada en el celaje
con que se arropa el oriente;
La serenata doliente
que canta el ave en el monte,
la sangre del horizonte
y el rezo de la corriente.
Sobre mi ser altanero
canta tu sutil donaire
igual que el clavel del aure
que florece en el alero
y en mi continente fiero
de rudas palpitaciones
que canta el ave en el monte,
la sangre del horizonte
y el rezo de la corriente.
Sobre mi ser altanero
canta tu sutil donaire
igual que el clavel del aure
que florece en el alero
y en mi continente fiero
de rudas palpitaciones
olvida sus rebeliones
cuando tu mirar lo abraza:
al canto de la torcaza
cuando tu mirar lo abraza:
al canto de la torcaza
se duermen los cimarrones.
Por eso, como quisiera
Por eso, como quisiera
que mi doliente canción
llevara a tu corazón
arrullos de primavera;
arrullos de primavera;
hoy te traigo una quimera
que tejí sobre el otero:
con mi alma de guerrillero
sintetizada en un lauro
mis arrestos de centauro
y mis sueños de trovero.
que tejí sobre el otero:
con mi alma de guerrillero
sintetizada en un lauro
mis arrestos de centauro
y mis sueños de trovero.
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