"Silencio voy a pedir, para contar una historia
que quedará en la memoria, de aquel que la sepa oir
nosé si voy a resistir, sin lagrimear a este cuento
nació de un argumento verídico que ha pasao
y si se quedan callao, se las diré en un momento.
Tengo miedo al soltar el verso que aqui desapcho
le afloje el alma alguna macho y se largue a lloriquear,
yo también suelo llorar cuando a veces lo repito
siempre o digo a los gritos para que aprendan los otros
entre domadas de potros no deben andar muchachitos.
Yo tuve un hijo que dí o mejor que a hay en mi ser
y tuve un gran padecer el día que lo perdí,
fue una tarde que me jui a recorrerlo al bañao
a mi hijo lleve a mi lao en un Tobiano petiso;
volví arriando unos mestizos que tenia de bocao.
Al dentrarlo pal corral fui cerrando la tranquera,
y a una Picasa Estrellera le fui prendiendo el bozal,
luego fui a desensillar ya que la noche se venia,
y el sol casi con agoña despacio se iba acultando
yo me estaba preguntando si saldria al otro día.
Al otro día al aclarar, si era cosa de no creer
amanecio pa lover, y empezaba a lloviznar
a mi hijo fui a despertar y aun estaba dormido
como era consentido y yo no ando con gambeta
ya le arrime unas galletas y un jarro de Mate cocido.
Había parao de llover y el solcito se asomaba
y estirando un lazo estaba que pa´ mi hijo habia echo hacer
si hasta hoy no lo puedo creer, los dos fuimos pal corral
cuando empeze a revolear se lo volque un Ruano malo
y ya lo arrime pal palo, pa poderlo embozalar.
Por no atar al lazo fijo, al muchacho lo llame
y dos vueltas le pegué por el palenque proljo
le dije afirmese hijo que yo embozalo al maldito
cuando sentí un fuerte grito que casi lo siento paisano
pegó la sentada el Ruano y le cortó los brazitos.
Lo llevé corriendo al rancho y la madre acongojada
se me cayó desmayada, al ver que sangraba tanto,
mi hijo casi a los llantos me dijo casí a los gritos
al mirarse pobrecito la sangre que le emanaba;
No puedo ayudarte en nada, ya no tengo mis brazitos.
Cuando en el campo uno vive, no hay hospital que este abierto
porque es igual que el desierto allí nada se consigue
me quede al lado del pibe unas tres horas pasada
la Madre a la disparada sin creer lo que pasó;
cuando a mi hijo le agarró una fiebre que volaba.
A treinta leguas estaba, el pueblito el Ruiseñor
allí se hallaba el Doctor que todo solucionaba,
una esperanza quedaba y sin pensar me largué
treinta leguas galopié y al encontrar el Doctor.
le he comentao el horror que esa mañana pasé.
Converse con el Doctor le conté lo que ocurría,
me dijo pronto enseguida le aliviaré ese dolor,
"Pero apurese Doctor que estoy desesperado"
mucha fiebre a levantao debe ser por el desgarro
y allí en el medio del barro sus dos brazitos han quedao.
Salimos mas que liguero y al divisar mi tranquera
mi mujer estaba afuera sentaba abajo del alero,
Sus ojos como un lucero de lagrimas empapados
con un tono acongojao me dijo entre voz cortada
"Ya no pueden hacer nada nuestro hijo se ha marchao".
Solo tenia diez años y por delante una vida
por el dolor de su herida hoy a mis ojos empaño
si vieran cuanto lo extraño, cuando salgo pal bañao
siempre llevo a mi costao a su tobiano petiso
pa creerme que mi hijo va conmigo aqui a mi lado.
Duro, pero cosas asi,pasan en el campo- vivi hasta los 18 años en el campo-
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