El día recién pintaba con una brisa muy fria
y sobre el campo se veía que la heladita blanqueaba
en el palenque roncaba escarbando como loco
y Alazán medio tioco que a punto empecé a manear;
pa´poderlo ensillar y doblegarlo de a poco.
Como era disparador y amante a la corcobeada
con una soga sobada le acomodé el bajeador
pa´mi fue ese el error porque al montarlo estaqueado
de la oreja y malcornao no quería que corcoveara
y menos que disparara porque ya era sancochao
Repito estaba estaqueado cuando al recao le caí,
desde ahi de punta lo ví solo en dos patas parao,
y al chocar un alambrao justito en un remolino
en un ¡Jesus! se me vino y se bien que por pavote,
esa vez hasta el cogote allí me apretó el ladino.
Alcancé a ladear la cara, pero me pegó en el hombro
con el morro y hecho escombro, deseé que no me quebrara
y entre lucecitas raras, que se ven en tales casos
se enderezó alunadazo corcoveó con el recao
y yo también arrollao me enderecé y dí unos pasos.
Después di vuelta apurao, y caí como una roca
mientras sentía una boca como un gusto ensangrentao
pensé -"Estaria deslomado" ya no me podía parar
pero mi hermano sin par aunque chiquito en la vida
trajo agua de una bebida y a balde me empezó a echar.
Sentí un alivio grandioso y como leona mañera
me arrrastré hasta la catrera para quedar silencioso
moverme era dolororoso pero era nomas el destino
y mi hermano campesino se fue a pie y sin descanso;
a buscar caballos mansos y a llegarse hasta un vecino.
Después anduve entre dotores como un mes bien medicado
con pastillas y bien fajado para sanar de mis dolores
pero en los ratos mejores sentía tremendos pinchazos
en el hombro y en el brazo la cintura me dolía;
y una sombra parecía que avanzaba a medio paso.
Hasta que un buen compañero me dijo con mucha fé
-"Voy a llevarte a lo de Valdez que a mi me salvo el cuero".
hombre gaucho el curandero ni bien me vio mal parao
me dijo -"Qué le ha pasado ? lo ha pisado una tropilla,
porque a parte de la estilla está medio deslomado".
Le detallé el apretón, dejando bien plantao
que lo que me habia pasado me habia pasado por chambón,
y el hombre muy tranquilón le dijo a su esposa bella,
-"Alcanzame una botella con agua bien calentita
que éste mozo necesita que lo cuartiemos en la huella".
Me dijo que lo caliente en la botella en acciones
era pa´que los tendones aflojaran derrepente
y al frotarme suavemente con un ungüento aromao
y me decía "Lo machucado, que tiene adentro le intuyo
se lo va a sacar un yuyo que le daré preparado".
-"Tendra´que hacer ejercicio con ese brazo vendado
y no camine apurao aunque lo apure su oficio,
cúrese con sacrificio, si anda a caballo usted vea
que en el más mansito sea, ni loco en un redomón
porque en el menor tirón puede pasarla muy fea".
Y al preguntarle-"Señor ¿cuánto le debo pagar?"
me dijo sin titubear, -"Guarde eso en el tirador"
pero al insistir por favor por tal atención prestada
volvió como una alborada a decirme bien clarito,
-"Vaya tranquilo mozito que a mi no me debe nada".
Siempre le agradeceré porque ahora entre los doctores
quien me sacó los dolores fue el viejo Antonio Valdéz
después entendido él porque de cada ciencia medida
y entre tantas avenidas cualquiera podrá observar;
de que pa hacerse golpear hay siempre tiempo en la vida.
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