(Leyenda Correntina)
Ya van pa’seis meses que gané los montes
desde aquel mal día que me disgracié,
jué pucha que es fiera la vida e matrero
lo que se padece sólo yo lo sé.
Angustias a bocha pa’ conseguir carne
aguaitando siempre la oportunidad
de hallar un carpincho apartao del agua
o bombear con tiempo un guasivirá.
i .Si habré pasao soles, heladas
y lluvias con las pocas pilchas,
que de casa alcé, no tengo tabaco,
la yerba que truje hace ya bastante que la terminé.
La cosa jué ansina: vo andaba tropiando
allá por las puntas del “Mocoretá”
con unos patrones que arrendaban campo
a los Goicochea del puerto “Yeruá”.
í Y viniendo un día con tresientas vacas
compradas al corte en lo de un inglés
como a boca e lobo llegamos a un rancho
allá por los campos de un tal Juan Cortés.
i Rodiamos la tropa, mudamos caballo,
encendimos juego pa’ cimarroniar.
desde aquel mal día que me disgracié,
jué pucha que es fiera la vida e matrero
lo que se padece sólo yo lo sé.
Angustias a bocha pa’ conseguir carne
aguaitando siempre la oportunidad
de hallar un carpincho apartao del agua
o bombear con tiempo un guasivirá.
i .Si habré pasao soles, heladas
y lluvias con las pocas pilchas,
que de casa alcé, no tengo tabaco,
la yerba que truje hace ya bastante que la terminé.
La cosa jué ansina: vo andaba tropiando
allá por las puntas del “Mocoretá”
con unos patrones que arrendaban campo
a los Goicochea del puerto “Yeruá”.
í Y viniendo un día con tresientas vacas
compradas al corte en lo de un inglés
como a boca e lobo llegamos a un rancho
allá por los campos de un tal Juan Cortés.
i Rodiamos la tropa, mudamos caballo,
encendimos juego pa’ cimarroniar.
y yo, con los “chifles” rumbié pa' los ranchos
en procuras de algo pa’ ver de cenar.
En el guardapatio toda la familia
estaba reunida aguaitándome.
Si cuando me acuerdo de esa pobre gente
por dentro del pecho siento un no sé qué.
Era una señora con tres guricitas,
el marido un indio de bastante edá
que en un catre e’tientos estaba tuyido
vaya uno a saberlo por qué enfermedá.
Dentraron a hablarme y flor de atenciones
tuvieron conmigo cuando me abajé,
coleji enseguida que algo les pasaba pero,
por supuesto, nada pregunté
Un medio borrego sobre el chirigote
taba acomodando pa’ dirme no más
en procuras de algo pa’ ver de cenar.
En el guardapatio toda la familia
estaba reunida aguaitándome.
Si cuando me acuerdo de esa pobre gente
por dentro del pecho siento un no sé qué.
Era una señora con tres guricitas,
el marido un indio de bastante edá
que en un catre e’tientos estaba tuyido
vaya uno a saberlo por qué enfermedá.
Dentraron a hablarme y flor de atenciones
tuvieron conmigo cuando me abajé,
coleji enseguida que algo les pasaba pero,
por supuesto, nada pregunté
Un medio borrego sobre el chirigote
taba acomodando pa’ dirme no más
cuando la patrona que andaba tras mío
comenzó a decirme con gran ansiedá:
Fíjese paisano, lo que nos sucede,
esto ya no es vida a mi modo e ver
pasan aquí cosas tan demás tremendas
le juro, paisano, no sé lo qué hacer.
De un tiempo a esta parte toditos los viernes
el Lobizón sabe llegar hasta acá
le ruego,
paisano, no nos deje solos
seguro esta noche se aparecerá.
No pude negarme, qué quieren que hiciera
en mi china vieja al punto pensé
y no bien cumplido mi cuarto de ronda
de nuevo en el rancho me les presenté.
En el medio el patio bajo un espinillo
tendí mi recao para descansar,
ricién me dormía cuando sentí claro
que tuitos los perros comienzan a aullar.
Al punto los lloros sentí dentro el rancho
con unas palabras medio los calmé
y con las pa'potro listas en la mano
en un par de saltos pa’juera gané.
Clarita la noche mientras yo bombiaba
pa’ tuitos los lados con prolijidá
noté que los perros reculan aullando
ante algo que véian en la oscurídá.
Dios Mío. . ! cosa fiera había sido aquello
cuantito lo vida ya me persiné
era un bicho grande con laya e’ternero.
y el hocico largo como el yacaré.
Cuantito me vído se vino a toparme
con un trote ansina como el aguará
si cuando me acuerdo, es cuando más pienso
que ise la pata ancha por casualidá.
La virgen te ampare, me acuerdo le dije
será o no ánima y ya revolié
luciéndome tanto con las tres Marías
que en el primer tiro me lo aseguré.
Tuque... Tuque... Tuque!! le grité a los perros
pa’ver si podía hacerlo aflojar
y pelando el fierro ya me le juí al humo
porque el caso no era pa’ reflexionar.
Como trenza de ocho rodamos pal suelo
yo a las puñaladas, y él, por hacer
pie
cuando cerca mío clamó una voz débil ;
no me mate amigo, por Dios, dejemé.
Jué tal la sorpresa que perdí el resuello
trémulo y confuso sujeté ahí nomás
al ver que aquel bulto se me iba escurriendo
Y salía un cristiano por el lao de atrás.
Dió unos sacudones queriendo pararse
y yo de ayudarlo al punto traté
y él pegando un grito, se cayó de espaldas
y del mundo e’los vivos pa’siempre se jué.
Dió unos sacudones queriendo pararse
y yo de ayudarlo al punto traté
y él pegando un grito, se cayó de espaldas
y del mundo e’los vivos pa’siempre se jué.
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