Usted me habla de las cosas
computadas de su pueblo
que va hablar de una pala,
de un tizón mucho menos.
Qué sabe de barreñar,
de plantar un portonero;
de engrampar una varilla,
de calzar un puntalero!
Y si se corta un alambre
y te da un chirlo en los dedos...
Yo todo eso lo he pasao
y duele màs en invierno...
Si habré rumbiao pa la linea
con el taladro en el cuello,
la tenaza, california,
y un palo cortao pa' "muerto".
Y en el mango de una pala
colgar un tarro con cebo,
y al llegar al mediodìa
pa'la hora del almuerzo;
una varilla quebrada
que traigo para hacer fuego,
y mi perro en la ranchada
esperando mi regreso.
Las conversaciones son:
-"que a la bandera del medio
hay que hecharla a la derecha
porque la ha torcido el viento".
Y mientras uno ceba mate,
otro prepara un puchero;
baja la carne del gancho
y la revisa primero...
porque siempre la queresa
está en contra del hueso,
y haciendo broma pregunta:
-"¿sopa de arroz o fideos?".
Por eso quiero que sepa
usted, querido pueblero,
que los cayos de las manos
y las grietas de los dedos,
son del mango del pisón
y del frío del invierno.
Y el dolor de la cintura
es de hoyar días enteros,
y cuando llega la noche
da vuelta en su pensamiento:
su esposa, que allá en el rancho
lo espera con su borrego.
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